martes, 16 de junio de 2009

Momias vivientes (I)




Retrato de Nacha Guevara

Alguna vez asistí a un teatro de La Habana para disfrutar de un concierto de la ya entonces mítica Nacha Guevara. Ojerosa. Despeinada. Flacucha. Pómulos pronunciados. Parecía diluirse en las tonalidades quebradizas de su voz de mezzosoprano. Había algo en ella que la hacía apetecible. Tal vez su magro cuerpo de hippie arrabalera. ¿O eran acaso sus inmensos ojos que parecían contener su Buenos Aires lejano; ése Buenos Aires tan caro siempre para los cubanos? Los cubanos de entonces adoraban a la Nacha de noche, entre ellos yo. Y a pesar de la impresión que se tenía de su endeble cuerpo, como si fuera incapaz de resistir un fuerte abrazo sin quebrarse, más de uno hubiera querido poseerla. Yo entre ellos.
Pasó el tiempo y su nombre se perdió. ¿Dónde estaría Nacha Guevara? Su nombre y su figura hechos como de humo –que conservábamos desde los recuerdos-, nos llegaban a través de los ecos que daban cuenta de sus triunfos artísticos. Nada más.
Ahora, hela aquí. Creía ingenuamente que hoy fuera una de esas mujercitas bordeando la ancianidad, que llegan al final de sus vidas arrastrando a duras penas su carga de huesos desarmados. Una actriz gloriosa, sin duda, pero dispuesta para el retiro. Una abuelita flaca amando a sus nietos, contándoles anécdotas de su vivir festivo en el mundo del teatro y el canto.
Es otra mujer. Es cierto que su piel conserva la misma blancura, y esa extraña textura floral. Pero es otra Nacha. El botox y el bisturí han hecho buena obra. La silicona le ha permitido tener unos labios más gruesos, más besables; sus pómulos no son tan prominentes. Tiene ya 69 años. Acaba de interpretar en el teatro, con éxito y durante un largo tiempo, a Eva Perón. Y Eva perón, al morir, tan sólo contaba 33 años. Nacha Guevara, a punto de traspasar los umbrales de los setenta, a duras penas aparenta 40.
Está ahí, respondiendo con mesura e inteligencia, las preguntas que le hace el conductor del programa televisivo. Lleva puesto un vestido sencillo. Sus piernas de gacela cruzadas. El timbre de su voz parece ajustado a la edad que representa y no a la que realmente tiene. Una voz que brota de la caja de resonancia de un cuerpo deseable. Pero con el valor agregado de la sabiduría de una septuagenaria.
El lifting, el botox, y la silicona, más una dieta prolongada de vegetales y la mano diestra del cirujano plástico, armaron a esos huesos -que antaño contenían a otra Nacha Guevara-, con lo necesario para convertirlos en una mujer definitivamente hermosa. Ésta Nacha, además de joven, es bellísima. Hay que admitirlo.
Rastreé y encontré, en los indiscretos archivos de Internet, algunas fotos de la otra Nacha Guevara, la del exilio. Aquella Nacha que por primera vez descubrí en un teatro habanero, diluyéndose en las modulaciones de su voz. Quería comparar. Admito que me equivoqué: aquella Nacha de pómulos sobresalientes, de dientes algo grandes, de labios menos carnosos, de ojeras profundas (ojos sumidos en una especie de insomnio doliente), ya no existe. Y es una pena: su cuerpo era un fino tallo plantado en medio del escenario, y en su cima, rematando la armonía vegetal, la flor de su rostro con los pistilos de sus cabellos desordenados. Rara flor que terminó desapareciendo para que de sus restos surgiera esta otra mujer, una de las tantas más o menos bellas -muy parecidas-, que existen en el mundo, confecionadas en las salas de artesanía de la cirujía plástica.
Tomás Barceló Cuesta
Córdoba – 15 de junio del 2009

7 comentarios:

domizzi dijo...

Loco, brillante la semblanza y el recuerdo, casi casi tan tersos como los actuales pomulos de la actual Guevara... abrazo.

hernán tejerina

ekobio dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Tomás Barceló Cuesta dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Tomás Barceló Cuesta dijo...

Brillante, Tomás. ¡¡Qué atorrante!! Eras vos el que me robaba un poco del amor por aquella curiosa e inalcanzable mujer. Luís

Manifiesto mingaco dijo...

Mis felicitaciones colega.
No comparto estos recuerdos, pero me gusta tu narrativa.
Esta en mi bitacora el link para este sitio.
Un abrazo y espero verte pronto.
Rodrigo

www.manifiestomingaco.blogspot.com

Interesante lo que me enviaste de Molina.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Estupendo tu retrato de Nacha. Muy bien escrito y muy sincero. Felicitaciones.
Espero que no te importe que lo haya copiado en mi foro dedicado a La Guevara.
http://nachaguevara.foroactivo.com

Gracias.