sábado, 23 de mayo de 2009

MONDINO y el adiós al acné
























Por Tomás Barceló Cuesta.
MONDINO, nombre que en la propaganda política del gobierno de la provincia de Córdoba ha debido costar unos cientos de miles de pesos. Es el candidato del oficialismo provincial en la carrera a destiempo para ocupar una de las bancas del senado de la nación. Un nombre que por sí solo, por su peso, y hasta por su sonoridad, debería ganar. Todos saben a quién pertenece: al ombudsman, al defensor del pueblo argentino que durante los últimos años ha oficiado como tal. Es un hombre basto, carón, de expresión neutra. Parece sacado de un tambo, despojado de su indumentaria de granjero y puesto ahí, con su traje a la medida, bien maquillado, peinado y rasurado, para que cumpla dignamente su rol de candidato en campaña. Cuando discursea, lo hace con movimientos de robot (sus asesores deberían recomendarle algún relajante muscular antes de sus presentaciones tribunicias, o ese tipo de respiración yoga, diafragmática, tan eficaz para ocasiones como esas). Sabía de su existencia, ¿quién no sabe que hay un defensor del pueblo aunque a ciencia cierta no sepamos de qué nos defiende?, pero nunca había visto su rostro, hasta sus recientes apariciones en la televisión. No imaginaba que su rostro –el verdadero- estuviera tan devastado por el acné juvenil. Existe toda una teoría popular de que el excesivo acné juvenil es producto de una masturbación descontrolada. Eso les jode la cara a los púberes. Pero no habría que pensar que nuestro defensor tiene semejantes estropicios faciales debido a excesos onanistas durante su adolescencia.
Ha sido el primero de los candidatos de las distintas facciones políticas de Córdoba, en inundar con su presencia las calles de la ciudad. Repetidas hasta el aburrimiento, vallas con su rostro en primer plano, y algo más atrás, el de su mentor, el gobernador Juan Schiaretti quien, como un sello de garantía, esboza un gesto y una sonrisa que bien pudieran traducirse en algo así como: "Este es mi hombre, voten por él y no jodan más". Mediocridad subliminal. Pero las vallas, de todos los tamaños, en letras tan sólo tienen impreso MONDINO. Eso debería ser suficiente ¿no? Como el nombre de algunos de esos nuevos desinfectantes para baños que ahuyentan el mal olor. Quién no desea que su baño tenga fragancias florales y no olores a mierda.
El mayor logro está en el excelente trabajo de Photoshop que se hizo para disimular los horribles cráteres lunares en el rostro de nuestro obdudsman. Reglas Nº 1 de la publicidad: la apariencia es lo más importante. Lo demás es secundario. La propaganda pudiera rezar algo así como: MONDINO, nuestro hombre del peronismo cordobés. Aunque nunca faltará una mano clandestina que sobre su remozada cara escriba cualquier barrabasada. Si le hacemos caso a las encuestas, el producto MONDINO no se comprará. Algo que a nadie parece importarle mucho. A la vuelta de un par de meses ya estará olvidado. Los tiempos de los mercados corren deprisa. Desaparecerá de la misma vertiginosa manera conque apareció.